sábado, 7 de noviembre de 2009

A veces.

A veces hay que recortar viejas fotos

para poder andar y abrir bien los ojos.


A veces hay que amoldarse

y usar viejas enmarcaciones,

rotas, roídas por el tiempo,

pero que provocan las mismas emociones.


A veces, hay que sonreírle al tiempo

y a tiempo hay que saber cambiar el rumbo de nuestro sentimientos.

Y es que, a veces aprendemos,

y a veces, ni aprender queremos.


Nos envolvemos en tos nocturna,

que avivan los pensamientos, amigos de la luna.


A veces, creemos soñar despiertos

y nos despertamos en pensamientos inciertos,

creemos tener el control,

y cuando nos damos cuenta

no hay otra cosa que dejarse guiar por el olor

de un camino cualquiera.


A veces, sabemos que el amarillo huele a desierto,

y a veces el desierto es azul inquieto.

A veces el azul es lluvia y el rojo a fresa,

y otras veces es olor de una cría recién parida.


A veces, la hierba huele a verde, a un humo incierto,

el rosa, a mi, a champú y piel sedosa.

y a veces, el marrón huelo a chocolate 100 por ciento,

pero otras veces... el chocolate es mi piel pecosa.


04.03.09

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