Por la noche, la ausencia de alguien corta el aire y se me van las ganas de arena y sol, quemar la piel, ahogar los gritos internos en sal. Ahogar el mal estar en cebada a la noche, ahogar la tristeza en un sumidero y sumirme en alegría subliminal. Suspirar, sin pensar en nada, invitarme a un buen momento y no despedirme nunca. No despedirme nunca...
Lamer tu piano, acariciar tu guitarra, soplar tu saxo, tocar una caja desnuda bajo tu camisa de rayas y dejarte a cuadros cuando te bese... y sin escribir canciones de amor... Soñar por las mañanas con despertarme a tu lado, y que vengas de la costa diciéndome barbaridades nocturnas en tu coche. No creerte y que me sorprendas. No creerlo y que sea cierto, para hacerme olvidar mi frontera con el Líbano y sus recuerdos dulces, hacerme viajar a algún italiano paraje, sabiendo que siempre podré viajar con libertad a la Alhambra, para morir en el patio de los leones, antes de echarte a las fieras de mi pensamiento...
Hazme des-desear las tiendas de conveniencia y las timbas de pocker, recuérdame el dolor de la letal picadura de la avispa de agua.... y sus característicos colores. Hazme dejar de fumar de esta pipa de agua, tápame con hierba fresca y deja de intuirme. Aprendeme para saberme...
Sorpréndeme... Sorpréndeme... para que el violín no me suene triste y solitario... para que mi cama no se engrandezca tanto por las noche...
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