miércoles, 22 de abril de 2009

Mentira

¡Dios! ...

¡Que se me desgarra el alma 
cuando siento que me engañan!
Cuando me disparan
palabras falsas, ¡me desarman!

Mi corazón se empequeñece entre memeces
que sueltan las personas que se crecen,
que se creen reyes y adormecen
a esta pobre infeliz
que lucha por sobrevivir
entre los bombardeos de una vida sin color y sin matiz, 
sin fingir, siendo ella misma, sin mentir...

Sin máscaras ni antifaz,
sin ponerse una interfaz, 
preocupándose por los demás...

¡Y qué asco me dan esas mentiras sobre la amistad!
No te demuestran ese afecto personal, 
afecto puro y desinteresado...
todo eso ya queda en el pasado...

No se dan cuenta que eso se fortalece con el trato, que en esto de la amistad si que hay un contrato, que nace compartido con otra persona, y que la amistad nunca ahoga, en todo caso desahoga, y en muchos caso te entona... Todo eso con una mentira se destroza...

Y hay otras personas que te tratan como amancebamiento, solo como eso, y confunden los términos, y me harta tan poco civismo entre las personas que me rodean, me exaspera, me revienta que me mientan...

Lo peor de todo es que me entristece y la soledad dentro de mi se crece y se engrandece, se divierte por mi vientre, haciendo que mal me siente...

Me levanto solitaria en la cama sin querer hacer nada y mis músculos se mueven a la fuerza. Mi cabeza piensa, "¿dónde estará esa pieza?" , la que falta en mis adentros... Continúo, el agua cae por mi cuerpo aún no despierto, purificándose del sueño, pero nunca consigo quitar el sueño de detrás de las orejas, siempre quedan impurezas. Me retiro al idilio entre mi cuarto y el orden, han firmado el hacha de guerra y el orden comienza a conquistar mi entorno... pero, ¿y mi intorno?...

Arropo mi cuerpo con las prendas que cuelgan de mi armario y comienzo un camino, no me guío por horarios, pero quizás ocurra algo que cambie por completo este sentimiento de engaño... y aun no sé si estoy preparada para enfrentarme a la mentira, porque ya no reconozco a aquellos a los que fui fiel en las batallas de sus vidas...

Ahora, en mi batalla, aquellos que dijeron que permanecería en el campo han huido, los que no dijeron nada, aparecieron, pero sigo sintiendo la perdida de esos que se fueron, siguen habiendo espacios en el frente, y yo sigo en primera fila, con un lápiz y una goma, con la respiración acelerada y las lágrimas en la cara, viendo como quedan menos de cinco guerreros a mi espalda... y un millón de ejércitos de problemas dispuestos a que yo les dé una solución....

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