Mi colchón me habla de una vida en el suelo, cuando a mi ventana se asoma el viento, es cuando mi colcha me cuenta una vida rodeada de hielo, mi cuerpo se eriza mientras deseo no tener ese recuerdo y mi espalda acaricia el colchón con cariño y anhelo.
Mis uñas me hablan de historias locas donde el jabón no existe y el agua del mar es la única arma contra el mal aliento. Y mi bolígrafo me cuenta leyendas de pobreza, donde el lienzo es la arena y el pincel los dedos...
Mi dinero no me cuenta nada nuevo y , como los hombres, viene y va al ritmo del mar dejándome en la estacada cuando no quiere llegar.
Entonces, cuando mi mente planea la huida, que no me llevará a ningún lugar, pensando que puedo se aún más pobre en objetos y más rica en bien estar... Al volverme loca, vuelvo en mi y soy yo misma cuando no sé lo que escribo.
Ya he perdido mi alma, la aposté jugando al poker y por echarme un farol jugando contra la vida salí perdiendo, y eso es lo que no entiendo, porque... si hubiera dejado las drogas y los hombres...¿qué me vicio me hubiera quedado por dejar?
Conozco gente que no me conoce, y oigo sus voces al hablar, pero no comprendo que les lleva a odiar... Conozco gente que me hiere sin más y es que me pierde la inocencia, ña incoherencia y la humildad...
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