Sólo es un hombre y a veces quisiera rendirse, pero sabe que no puede, porque los que le rodean le animan a seguir vivo, le obligan a despertarse cada mañana para que le ayuden a seguir sintiendo ese dolor del que tanto ha huido. Quiere dormir y no despertarse pero sabe que una luz le cegará cuando abra los ojos, esa que se llama amor, cariño, esa que le llena tanto por dentro, por la que da tanto las gracias. El les inspira a hacer cosas que nunca pensaron que pudrían hacer, que nunca pensaron que aprenderían. Ni las interrupciones en sus mentes hacen que el se vaya de ellas, y las turbulencias de sus corazones les llenan de alegría cuando el da un paso hacia adelante sin saber que lo está dando. Cuando se alegra de estar vivo por poder tenerlas a su lado. El lo sabe, el es consciente más que ninguna otra persona, más que ningún otro enfermo de que ellas están ahí, aunque a veces no estén en espíritu, porque sus almas vuelan a otros lugares, donde las pelotas de un bingo ruedan, donde las caricias de un amigo les sacan de sus ataúdes. El sabe, las siente cerca, como nunca antes las había sentido, y maldiciendo cada día que no puede caminar junto a ellas. Pero si lo hace, no sabe que lo hace, pero lo hace, mientras los reflejos de la luz en un anillo se posan en una superficie, ellas estará ahí, y aunque la luz se apague, continuarán demostrando que sus ojos son las linternas de su alma. Ese alma que se siente perdida, enjaulada entre dos ruedas fuertes que lo sostienen.
La más joven se hace mayor y la más mayor sufre en la distancia, sin saber como mandar todas las fuerzas que esta guardando para la pequeña, y la pequeña... sin saber de donde saca todas esas fuerzas... No sabe donde esta su norte pero ella camina sin buscarlo, porque sabe que el la encontrará primero, que si lo busca no lo encontrará, y si lo encuentra no sabrá encontrarlo. Pero ella se pregunta todos los días que será de sus párpados cuando se cierran, que será de sus ojos cuando no miren, y que podrá ser de su alma cuando quede suelta vagando por allá donde nunca pudo ir. Pero no se preocupa, porque sabe que sus figuras de cristal no se romperán jamás, que son fuertes, fuertes cristales transparentes donde refleja su dolor, y lo canalizan en algo bello... Algo que nunca podrá explicar con palabras, y que sí lo intentará, no podría articular palabra...
Pero ella sigue firme, aunque los demás la vean débil, aunque ella misma se crea muerta por dentro o suicidada a un "yo" interno que nunca había conocido, abandonada a un abismo de nostalgia e incertidumbre... Y se pregunta si tales sentimientos son reales, o sólo son producto de su incompetencia, producto de algo que no entiende, producto de su mente, o de lo que los demás le hacen sentir...
La luz le ciega y no sabe a dónde se dirige, no sabe si alguien le espera al otro lado del abismo blanco de esperanza, del puro calor de la incertidumbre... y ella sólo piensa en dormir entre sábanas blancas de algodón... Donde sus pies no pasen frío y su cuerpo sea arropado por un cuerpo que no le sea desconocido, y por unos sentimientos de tranquilidad y sosiego...
1 comentario:
Estas palabras solo pueden proceder del calor...del cariño....del AMOR PURO. Hablas por aquellos que no sabemos expresarnos....aquellos que no hacemos más que hablar, pero que en el fondo no decimos nada. Gracias HERMANA
Publicar un comentario